En una reunión para planificar las actividades que se desarrollarán para mejorar la resistencia de los estudiantes, un docente comenta lo siguiente: “Cuando los estudiantes participan en una actividad física de alta intensidad durante un tiempo prolongado, los niveles de fatiga varían considerablemente según el estado físico y emocional de cada uno. Si un estudiante está bien motivado, podría superar la fatiga exigiéndose a sí mismo sin darse cuenta del daño que le está causando a su cuerpo. Al fatigarse por el esfuerzo, la falta de oxígeno limita la actividad del cerebro y, después del ejercicio, estará tan cansado que no podrá responder adecuadamente a las exigencias de las siguientes clases, porque sus capacidades de observación, atención y memoria estarán afectadas por la fatiga”.